La Serie del Caribe es para campeones
Rubén Mijares (Especial/Sol de Margarita), junio 14.- Desde hoy hasta el día del play ball de la Serie del Caribe 2014, la fanaticada venezolana vivirá un largo período de espera para ver al equipo campeón del beisbol cubano sobre el terreno del estadio de Guatamare.
Y es que si los margariteños han disfrutado a plenitud la presencia de los ocho equipos de la LVBP en Porlamar, imaginamos los llenazos que la presencia de Cuba ayudará a conformar en el venidero evento caribeño.
Muchas habían sido las diligencias del comisionado Juan Francisco Puello Herrera para que los antillanos se integraran nuevamente a la Confederación, y aún sin saber los pormenores del acuerdo, festejamos la gestión a la cual se agregaron Tobías Carrero Nácar y Tobías Enrique Carrero –propietarios de Bravos de Margarita-, el gobernador de Nueva Esparta Carlos Mata Figueroa, y la Liga de Beisbol Profesional de Venezuela.
Recuento caribeño
Como es de imaginarse, lo de la Selección de Cuba era como una piedra de tranca, ya que la Serie del Caribe es una competencia de equipos campeones.
Superado ese escollo, ahora hay que pensar en el beisbol, con sus atractivos y los resultados, con la pasión y el entendimiento, estos dos últimos a veces muy difíciles de combinar. Afortunadamente, el estadio Guatamare está en plena refacción para poder albergar a cuantos llegarán desde todo el Caribe para presenciar la Serie, muy especialmente desde los estados orientales de Venezuela.
Aquí en Margarita las emociones explotaron tan pronto se conoció la información, y al revisar los libros de récords afloraron los nombres de Willie Mays, Roberto Clemente, Willard Brown, Rubén Gómez, Victor Pellot y el resto de las grandes figuras presentadas en el evento con las camisetas de los equipos representativos de Puerto Rico.
Así mismo volvieron a la vida los nombres de los cubanos Orestes Miñoso, Pedro Formental, Chiquitín Cabrera, Edmundo Amorós, Camilo Pascual y sus seis triunfos sin derrotas en tres series del Caribe. Y quién dice que también Rod Carew no está emocionado, si el excelente toletero panameño se puso el uniforme de los Tigres de Aragua en la Serie de 1972 en República Dominicana.
Sin olvidar que los mexicanos disfrutaron del brazo y el bate de Vidal López, de los pitcheos del “Patón” Carrasquel, del fildeo y la habilidad para correr de Pompeyo Davalillo, y de los increíbles toletazos de su hermano Vitico, en un beisbol que para entonces tenía en plena actividad los bates de Héctor Espino, Leo Rodríguez y otros portentosos toleteros aztecas.
El regreso de Cuba, sin duda le da un rostro nuevo al evento.
Cuatro equipos
Cuba se impuso en siete de las Series del Caribe disputadas entre 1949 y 1970, antes de que el beisbol profesional fuese prohibido en la Isla tras la llegada de Fidel Castro al poder en la mayor de las Antillas.
Con un beisbol de gran calidad en su material nativo y con el agregado de la vida súper alegre de la isla, los peloteros se disputaban los puestos para importados en los tradicionales equipos Habana, Almendares, Marianao y Cienfuegos.
La Serie comenzó a jugarse en 1949 y, para conseguir que se montara el evento, la Liga Cubana se alió con los criollos Oscar Prieto Ortiz y Pablo Morales para darle vida.
Para la época, Cuba era el paraíso para los peloteros negros de EUA, que concurrían a los certámenes en la isla y a los de la Liga Mexicana para ganar el dinero que nunca pudieron recibir en los torneos de las llamadas Ligas Negras.
Corría la década de los años ’40 y ya las Estrellas Negras habían jugado en Venezuela con nombres tan pomposos como los de Jackie Robinson, el receptor Roy Campanella, Sam Jethroe, Roy Welmaker, Hilton Smith y el también catcher Quincy Trouppe.
A la pelota cubana llegaron Monte Irvin, Roy Partlow, Lenox Pearson y Lloyd Davenport, y en la isla vivía y jugaba nada menos que Martin Dihigo, hoy miembro del Hall de la Fama de Cooperstown.
A Puerto Rico fueron otros cuantos encabezados nada menos que por Willard “ese hombre” Brown, quien despachó 27 jonrones con el equipo de Humacao para el que México, que llegó a la Serie del Caribe en 1971 en San Juan de Puerto Rico, disfrutó la calidad beisbolera de Marvin Williams, Vidal López, Barney Serrell, Quincy Trouppe y lanzadores muy destacados.
La presencia de esos estelares ayudó a incrementar la calidad de dichas ligas y Cuba se convirtió en amo y señor del evento al ganar las primeras siete series así: Almendares (1949), Habana (1952), Cienfuegos (1956), Marianao (1957 y 1958), Almendares (1959) y Cienfuegos (1960).
Un saldo difícil de conseguir en estos días, ya que el beisbol actual, por el dominio casi total que tiene la pelota de Grandes Ligas, únicamente puede utilizar a los peloteros que el Big Show necesita desarrollar, sin importar que hayan nacido al sur del Río Grande.
Grandes brazos
Al revisar la lista de los grandes pitchers en la historia de la Serie del Caribe, abundan los lanzadores nativos de los países originales (Cuba, Puerto Rico, Panamá y Venezuela), de México y de Estados Unidos. El líder indiscutido es Camilo Pascual, estelar cubano quien en tres series obtuvo seis triunfos sin derrotas. Otro cubano brillante fue el zurdo Agapito Mayor, quien en la primera Serie en 1949 se convirtió en el único lanzador en conseguir tres victorias en el torneo. Además, no perdió juego alguno. El estadounidense Thomas Fine lanzó un no hit no run frente a Venezuela en la Serie de 1952 que se realizó en Panamá.
Pocos jonroneros e impulsores
Apenas tres jugadores de los equipos cubanos figuran entre los mayores jonroneros, y otros tres están en la lista de los impulsadores de carreras. Es decir, que de acuerdo a
esos números los cubanos ganaron sus siete campeonatos apoyados en pitcheo y en la habilidad y velocidad de sus corredores.
Monte Irvin fue el líder absoluto de los jonroneros en la primera Serie del Caribe, jugada en La Habana, al disparar un par de cuadrangulares y remolcar 11 carreras en seis juegos.
“La Araña” Jorgenses empató con dos jonrones a Wilmer Fields (Puerto Rico) en 1952, y el catcher Ray Orteig lideró en 1954 con par de vuelacercas.
Los otros líderes en empujadas fueron el primera base Bob Boyd con 11 remolcadas
en el ’56 y Orestes Miñoso con 7 en el ’57.
A lo largo de esas 12 primeras series, el norteño Lou Limmer fue el mayor jonronero al disparar 5 vuelacercas para dos equipos venezolanos, en tanto Willard Brown soltó cuatro bambinazos en la Serie del ’53.
En 12 series, ocho líderes de bateo cubanos
Los toleteros de los equipos cubanos conquistaron ocho títulos de bateo en las 12 series del Caribe que disputaron, encabezados por los .619 puntos que promedió Chiquitín Cabrera en 1951 en Caracas.
Cinco de esos cetros de bateo fueron para los cubanos Héctor Rodríguez (.474), Edmundo Amorós (.450), Pedro Formental (.560) y Rafael Noble (.400), conocido como Sam Noble.
Los otros líderes de bateo fueron Jim Rivera (Puerto Rico) con .450 en 1954; Bob Wilson (Venezuela) con .500 puntos en 1958; Luis García y Jesús Mora (Venezuela) empatados con .417 en 1959 y Tommy Davis (Puerto Rico) con .409 en 1960